HECTOR MELERO MARTÍ, PRIMER CIEGO EN ESPAÑA QUE APRUEBA LAS OPOSICIONES A JUEZ O FISCAL

Héctor Melero Martí es un joven de 26 años, originario de Valencia, se ha convertido en la primera persona vidente en aprobar las oposiciones a la carrera judicial y fiscal en España. Ciego total de nacimiento, el joven Vallisoletano, se ha licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid donde pudo presentarse a las oposiciones después de que el Consejo General del Poder Judicial aprobará en mayo de 2014 un acuerdo en el que abría a las personas ciegas la posibilidad de poder ejercer como juez después de.

Lo hizo, tras responder a la consulta que realizó ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en Julio de 2013, una consulta planteada por Gabriel Pérez Castellanos, también ciego, sobre si podría acceder a la carrera judicial en caso de llegar a superar el proceso selectivo correspondiente. La Comisión Permanente del órgano de gobierno de los jueces tomó la decisión unánime que señalaba que, en caso de aprobar las oposiciones, debería procederse a realizar las adaptaciones oportunas en su nuevo puesto de trabajo; puesto que el Consejo dispone de mecanismos que se suelen aplicar en caso de personas con discapacidad temporal o permanente dentro de la sección de Prevención de Riesgos Laborales.

El CGPJ basó su decisión en un informe presentado por el Presidente del foro Justicia y Discapacidad, Juan Manuel Fernández, en el que recordada que el artículo 49 de la Constitución española obliga a los partidos políticos realizar políticas de integración de los discapacitados . También, el articulo 301.8 dela ley Orgánica del Poder Judicial indica que las convocatorias para ingresar en una carrera judicial se reservara un cupo del 5% de las vacantes, para ser cubiertas por personas con discapacidad en grado igual o superior al 33%; por ello, una vez superado el proceso de solicitud, se realizaran las adaptaciones y ajustes necesarios para las personas con discapacidad de cualquier tipo en el entorno laboral.

El informe sostenía que son excepcionales los medios de prueba que «exijan la utilización del sentido de la vista de un modo insustituible», y recalca que existen instrumentos tecnológicos que hacen fácilmente accesible cualquier documento a los invidentes.