LA GRIPE DE 1918 FUE LA MÁS MORTÍFERA DE LA HISTORIA MODERNA

La enfermedad por el virus influenza, que se acabaría llamando gripe de 1918, tuvo sus primeros brotes en otoño de 1917 en al menos catorce campamentos militares de Estados Unidos. Fue notificada por primera vez el 4 de marzo de 1918 y se extendió hasta sufrir una mutación que azotaría severamente a Europa, siendo el puerto francés de Brest el primer lugar donde fue confirmada dicha mutación.

Es conocida coloquialmente como gripe española debido a que España, que no llegó a participar en la Primera Guerra Mundial que aún estaba por terminar, pudo difundir el peligro de la enfermedad masivamente por los medios de comunicación, una información que había sido censurada en los países beligerantes.

Se calcula que esta gripe mató entre 20 y 40 millones de personas en un solo año, muchas más que en todo el conflicto global, por lo que se la considera la pandemia más devastadora de la historia, aunque su porcentaje de muertes es inferior al de la peste bubónica del siglo XIV. Aun así, la extrema rapidez de la propagación y la alta mortalidad infantil califican esta pandemia como más peligrosa. Estuvo activa hasta 1920, cuando se detectó un último repunte a la vez que se había ido volviendo menos virulenta.

Un siglo después, la humanidad vive la pandemia de COVID-19 que por el momento resulta menos mortífera que la de 1918; se especula que esta última también pudo provenir de China pero los estudios sugieren que fue detectada inicialmente en Fort Riley, Kansas. La propagación del nuevo coronavirus con dos oleadas en 2020 no la hace tan diferente, por lo que es muy probable que el propio virus y sus consecuencias estén presentes casi el mismo tiempo que lo estuvo la pandemia anterior, aunque la medicina y la industria farmacéutica están ahora mucho más desarrolladas.