EL BIENESTAR COMO REMEDIO A LA SOLEDAD

Si algo han puesto los confinamientos y demás restricciones de movilidad sobre la mesa ha sido la soledad.

Al margen de recuperaciones económicas, de necesidades sanitarias y de rutinas que acerquen a la normalidad, es la salud mental y, con ella, el bienestar, en lo que actualmente se está poniendo el foco.

“Los confinamientos han hecho una reflexión profunda como sociedad y, mucha gente, al verse privada de las relaciones sociales habituales, ha tenido que lidiar con su soledad. En realidad, el covid pasará, pero la gran pandemia de este siglo es precisamente esa, la soledad, la falta de contacto personal. Se piensa en los mayores, los más perjudicados y que han visto en el silencio la rutina de meses, pero también hay que pensar en la cantidad de gente que vive sola y que han tenido que sobrellevar días y, después, meses, sin contacto físico” explican algunos psicólogos.

Eso es lo que explica el incremento de los servicios de masaje, que están sirviendo actualmente de refugio a un porcentaje de la sociedad que busca paliar esa falta de contacto físico.

“El bienestar es una aspiración a la que, pasado todo el conflicto del año y medio que llevamos, se está buscando remedio. Los masajes, con la intimidad y con el contacto físico que proporcionan, al margen de proporcionar un relax añadido, producen también un placer por el tacto que muchos tenían olvidado. De ahí la creciente demanda por masajes tántricos, eróticos o californianos, entre otros. Se busca una sensación que, por los tiempos que corren, alivien la tensión y generen una atmósfera y sensación de bienestar para sobrellevar el día a día” explican desde Élite Masajes Bilbao.

Pese a que, en la mayoría de los casos, este tipo de servicios se piensa que está destinado en exclusiva al público masculino, nada más lejos de la realidad. Los masajes buscan el bienestar, independientemente de ser hombre o mujer. El ambiente, aroma y tacto al descontracturar los pequeños nudos beneficia tanto a hombres como mujeres. De hecho, son ellas las que, cada vez más, buscan este tipo de experiencia en centros avalados y con la discreción que aportan. Es un pequeño oasis que palía la soledad.