ARGELIA ROMPE RELACIONES CON ESPAÑA TRAS EL VIRAJE DE SÁNCHEZ CON EL SÁHARA

Argelia ha anunciado este miércoles la suspensión inmediata del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, que data de octubre de 2002. Se trata de una respuesta directa a la intervención de esta mañana de Pedro Sánchez en el Congreso, en la que el presidente del Gobierno se ha reafirmado en su giro respecto al Sáhara Occidental y ha anunciado una nueva política de relaciones estrechas con Marruecos que incluirá, precisamente, un nuevo Tratado de Cooperación que sustituya al de 1991.

La «nueva etapa» que el Gobierno defiende que ha emprendido con Marruecos suponía tensionar la relación con Argelia. Y en el Ejecutivo sabían del riesgo. No es una novedad ni una sorpresa el malestar, que se ha ido acrecentado desde que en marzo se conoció que España reconocía la soberanía marroquí sobre su ex colonia.

A la revisión de los contratos energéticos con Argelia y la entrada en liza de Italia como rival que desplazase a España como socio de referencia, se había sumado la advertencia de que romperían el contrato con nuestro país si suministrábamos gas argelino a Marruecos.

Tras la suspensión del tratado, España «lamenta» la decisión y «reafirma su compromiso pleno con el contenido del Tratado y los principios que lo informan», exponen fuentes gubernamentales. Desde el Gobierno mantienen que Argelia cumplirá con los contratos firmados en cuanto a la venta de gas.

La relación con Argelia ha sufrido un rápido deterioro desde que a mediados del pasado mes de marzo Pedro Sánchez remitiera una carta al rey de Marruecos, Mohamed VI, hecha pública por este, en la que apostaba abiertamente por el plan de autonomía diseñado por Rabat para la antigua colonia española calificándolo como «el más serio, realista y creíble» para solucionar el conflicto saharaui.

La decisión de Sánchez, adoptada a espaldas del Congreso y de su propio Gobierno, implica de facto ceder ante la aspiración anexionista de Marruecos sobre el Sáhara, dejando en el olvido la apuesta por el derecho del pueblo saharaui a decidir su propio futuro mediante un referéndum de autodeterminación, tal y como recogen las resoluciones de Naciones Unidas y siempre había apoyado Madrid.