Cómo saber si necesitas un tratamiento de ortodoncia

Cuando nuestros dientes sufren problemas de desalineación pueden generarse algunos problemas funcionales que van más allá de la dimensión estética. Los problemas de oclusión y mordedura se unen a una mayor dificultad para practicar limpiezas en profundidad con el consecuente riesgo de desarrollar problemas de salud como caries u otras enfermedades periodontales. Iniciar un tratamiento de Ortodoncia en Martin Riva o cualquier otra clínica especializada puede convertirse en la única solución a una serie de problemas de salud.

Una distribución de las piezas dentales irregular e inarmónica puede derivar problemas de tensión a nivel muscular durante los procesos de masticación. Este tipo de desórdenes reciben el nombre de trastornos de los músculos y la articulación temporomandibular (ATM) y uno de sus efectos colaterales más frecuentes es la aparición de dolores de cabeza o la aparición de molestias localizadas en áreas cercanas como el cuello, los hombros o, incluso, la espalda.

Como podemos ver, el tratamiento de ortodoncia no va dirigido exclusivamente a la paliación de problemas estéticos o funcionales. También está orientado a mejorar y garantizar el estado de salud, ya no sólo a nivel bucodental, sino a un nivel generalizado.

Entonces, más allá de los indicios estéticos que puedan detectarse a simple vista, ¿cómo podemos saber si necesitamos recibir un tratamiento de ortodonacia? A continuación, compartimos contigo algunos de los indicios más claros y frecuentes que nos avisan de que los problemas de alineación están repercutiendo a niveles que van más allá del ámbito estético. ¡Presta atención!

Sobremordida: Las coronas de los dientes anteriores superiores cubren casi totalmente las de las piezas dentales inferiores.

Submordida: Se produce cuando los dientes de la zona inferior se extienden de forma excesiva hacia el frente o, en su defecto, los dientes superiores se ubican excesivamente atrás.

Mordida abierta: Se produce cuando en la oclusión, es decir, en el momento en que se cierra la mandíbula, los dientes ubicados en el área superior no llegan a establecer contacto con los dientes ubicados en la zona inferior. Hablamos de una mordida abierta cuando existe un espacio relativamente amplio entre la mandíbula inferior y superior. En este caso, es muy probable que se requiera de una ortodoncia para corregir dicha alteración y mejorar el proceso de mordida.

Línea media desplazada: Se produce cuando el límite imaginario que separa el centro mandibular superior no se corresponde con la de los dientes inferiores.

Diastemas: Se trata de una alteración fácilmente visible. Los dientes incisivos superiores están considerablemente separados por un espacio. Es bastante común cuando el paciente cuenta con unos dientes que presentan un tamaño desproporcionado con relación a su mandíbula. El diastema puede detectarse como un fenómeno localizado pero también puede manifestarse de forma generalizada. En este último supuesto es más común dentro de la infancia, debido principalmente a que el tamaño de los dientes temporales poseen unas dimensiones bastante más reducidas a las que más tarde presentan las piezas permanentes.

Apiñamiento: Se produce cuando existe una descompensación entre el espacio que abarcan los maxilares y el tamaño que presentan los dientes. Cuando éstos son demasiado grandes no pueden distribuirse correctamente por el espacio disponible y, por lo tanto, tienden a posicionarse de forma desordenada, torciéndose y montándose unos encima de otros. En muchos casos, el problema reside en que la boca del paciente es demasiado pequeña para albergar de forma equilibrada y delineada todos los dientes. No obstante, también existen casos de pacientes que sufren este tipo de desorden como consecuencia del crecimiento o aparición de las muelas del juicio. Un buen método para verificar si sufrimos este tipo de problema es hacer uso del hilo dental. Si resulta muy difícil introducirlo entre las piezas dentales, lo más probable es que suframos de un problema de apiñamiento.

Al margen de esta sintomatología relativamente fácil de detectar, la necesidad de recibir un tratamiento de ortodoncia también puede reflejarse a partir de una serie de síntomas que se manifiestan con relativa frecuencia dentro de la vida cotidiana. Un paciente que necesite una ortodoncia, lo más probable es que sufra este tipo de problemas:

Cuando finaliza una comida se quedan restos y residuos atrapados entre los dientes. Esto puede convertirse en un factor de riesgo bastante serio y, de no tratarse, puede derivar en problemas como la gingivitis o la caries.
Mal aliento: A pesar de seguir una rutina de limpieza diaria, presenta un mal aliento que es difícil de erradicar. Cuando esto ocurre es muy probable que exista un problema de apiñamiento que impide que las bacterias sean extraídas a través del proceso de cepillado.
Ceceo: Está ocasionado en la mayoría de ocasiones por problemas de maloclusión y de alineación dental.
Molestias en la mandíbula: Los problemas de alineación pueden derivar en un incremento de presión mandibular y/o en la articulación, derivando en dolores más o menos moderados.

Aunque el tratamiento de ortodoncia no está específicamente diseñado para ser aplicado a una edad determinada, lo más aconsejable es iniciarlo tan pronto como sea posible una vez se haya diagnosticado una anomalía.