Diferenciar entre tristeza persistente y depresión

Una es un claro síntoma de la otra, pero hay que saber distinguirlas bien. Estas son las claves para reflexionarlo y llegar a una conclusión.

En estos tiempos difíciles en los cuales la salud mental cada vez adquiere más visibilidad e importancia, hay una pregunta recurrente que puede pasarse por nuestra cabeza: ¿es normal sentir lo que siento? ¿Esta tristeza es justificada o realmente pasa algo malo conmigo?

En teoría, hay una cara diferencia entre tristeza y depresión. La primera se refiere a un estado de ánimo bajo que todos sin excepción sentimos alguna vez a lo largo de nuestra vida y que viene causada por una pérdida, una decepción o un suceso dramático. En cambio, la segunda es un trastorno mental caracterizado por una tristeza persistente que hace que dejes de disfrutar de las pequeñas y grandes cosas de la vida. En ese caso, puede irte muy bien en la vida pero tú encontrarte fatal.

«La tristeza puede durar un día o varios», explica el psicólogo estadounidense Bedford Palmer, en un artículo publicado en el Life Hacker. «Puede surgir por un suceso negativo o sin ninguna razón directa. En cambio, la depresión es mucho más compleja, e incluye una constelación de síntomas entre los que se incluye la tristeza, pero que también puede provocar falta de apetito, insomnio, malestar estomacal, problemas para la concentración o imposibilidad de disfrutar de las cosas que otros si que sentirían como positivas».

La depresión se diagnostica cuando empieza a afectar en nuestra vida cotidiana, interfiere en nuestras acciones y desencadena una serie de efectos que hace que se dejen de hacer cosas que a simple vista sí le gustarían a alguien con un estado «normal». Esto puede reflejarse en actos como alejarse de aficiones y relaciones sociales, aislándose voluntariamente de los demás, así como no desempeñar tareas que cualquiera puede realizar con facilidad como el aseo personal o comer.

Esto no quiere decir que la tristeza no ligada a una depresión no sea inmovilizante. Si tiene una causa justificada, como un duelo emocional por un ser querido o una ruptura amorosa, puede dilatarse en el tiempo y no estar relacionada con la depresión. De hecho, a esta tristeza persistente se le ha acuñado un término en los últimos años: distimia, que hace referencia a esta depresión leve que puede deberse a otros factores como una baja autoestima o falta de confianza en los demás.

La depresión, a diferencia de la tristeza, debe ser diagnosticada y tratada para ser curada. Si no se trata, a pesar de que pueda desaparecer por un tiempo, existe el riesgo de que vuelva a producirse en otro momento futuro, según advierte Kathryn Gordon, psicóloga clínica. Esto quiere decir que aunque hayas superado la depresión por tu cuenta, es muy recomendable que acudas a un profesional para evitar que vuelva a aparecer cuando menos te lo esperes.

Y ¿cómo saber cuándo pedir ayuda? Debes analizar si tus comportamientos y costumbres han cambiado y desde cuándo se llevan produciendo esos cambios. Si antes salías con gente o dormías normalmente y de pronto todo eso cambia porque ya no tienes fuerzas de llevar una vida cotidiana, tal vez sea momento de pedir ayuda profesional.